• Los partidos del cambio en los gobiernos municipales han variado más el discurso que las partidas presupuestarias respecto a los partidos tradicionales
  • En partidas como bienestar comunitario y educación los presupuestos gestionados por gobiernos tradicionales y del cambio se han ido igualando desde 2015
  • Madrid es la que más invierte en vivienda pública con 40 euros por habitante, el doble que Barcelona
  • Bilbao es la ciudad que más gastó en suministros básicos mientras que Valladolid se sitúa en el lado opuesto (245 vs 100 euros por habitante)

Madrid, 27 de diciembre de 2018 – Los “ayuntamientos del cambio” han cambiado poco o casi nada en las ciudades donde gobiernan, más allá de las propuestas de remunicipalización. Los presupuestos de los nuevos partidos que llegaron en 2015 a las administraciones locales no presentan actualmente diferencias sustanciales en partidas como educación, bienestar comunitario o medioambiente con el resto de municipios: han incrementado los gastos pero no las inversiones. Esta es una de las principales conclusiones de un informe elaborado, a pocos meses de las elecciones municipales, por el Observatorio de Servicios Urbanos (OSUR) en el que se analiza la evolución de las cuentas locales entre los años 2010 y 2018 para 21 ciudades españolas en base a cifras oficiales*.

Analizando las grandes líneas presupuestarias, la inversión en educación es ligeramente superior en 2018 por parte de los gobiernos tradicionales, con 47,63 euros por habitante frente a los 46,18 euros de los nuevos actores. Pero yendo al detalle, cabe destacar que desde 2015 el gasto destinado al funcionamiento de centros docentes de preescolar, primaria y educación especial, ha crecido exponencialmente en ambos tipos de gobiernos municipales, hasta los 36,11 euros de los tradicionales, un 21% más que los 28,72 euros de los nuevos. Las partidas para servicios complementarios a educación, es decir, becas comedor y otras ayudas a las familias mantienen la tendencia (8,78 euros vs 8,72 euros) pero son prácticamente iguales. Sumando ambas partidas tendríamos un gasto por habitante de 44,89€ frente a 37,44€ a favor de los ayuntamientos “clásicos” en un tema tan sensible que, además permite facilitar la incorporación de la mujer al mercado laboral.

En el apartado bienestar comunitario -que engloba servicios como gestión de residuos, limpieza viaria, abastecimiento de agua, alcantarillado, servicios funerarios, alumbrado y la protección del medio ambiente- no hay diferencias remarcables entre ambos tipos de gobierno. Así, los gobiernos tradicionales dedican a está partida agregada 153 euros/habitante de media anual frente a los 151,63 de los gobiernos municipales del cambio. Dentro de este apartado, en las partidas destinadas a medio ambiente, por ejemplo, destaca que en la práctica también los gobiernos tradicionales invierten un 8% más (5,42 euros frente a los 5 euros de los gobiernos del cambio).

En cuanto a vivienda, en los ayuntamientos del cambio ha habido una sustitución de colaboración público-privada en la construcción de vivienda pública por capital estrictamente público con el resultado de una disminución del número total de viviendas construidas, por lo que resulta complicado establecer una comparativa. En cualquier caso, Madrid es la ciudad que más ha gastado en 2018 en promoción y gestión de vivienda de protección pública (40,39 euros por habitante) frente a los 20,18 euros por habitante de Barcelona.

En el transporte público, uno de los servicios a los que más dinero destinan los ayuntamientos en general, los presupuestos consolidados muestran un gasto muy similar entre ambos tipos de ayuntamientos, aunque en el 2018 los gobiernos del cambio se comprometieron a gastar 50,91 euros versus los 44,59 de los tradicionales.

Para Ramiro Aurín, director general de OSUR, “los autodenominados ayuntamientos del cambio han confundido gasto con inversión. Sin aumento de las inversiones los servicios no mejoran, mientras el aumento de otro tipo de gasto compromete la estabilidad financiera del ayuntamiento a largo plazo”.

Atendiendo a la inversión realizadas por el conjunto de los ayuntamientos, se llevan el grueso de los presupuestos la seguridad y el orden público, la gestión de residuos y limpieza viaria, lo que en el caso de este último servicio respondería a las demandas de los ciudadanos ya que es, según la II Edición del Barómetro de Satisfacción de los Servicios Urbanos, el servicio peor valorado por los españoles.

En el furgón de cola quedan servicios como cementerios o alumbrado a pesar de lo sensibles que estos servicios pueden resultar para los ciudadanos, para la seguridad en el caso del alumbrado o para el arraigo emocional los cementerios. Cabe recordar el derrumbe del cementerio de Barcelona que provocó a posteriori un aumento de la partida para reparar los daños materiales y evitar nuevos dolorosos incidentes.

Comparativa por ciudades

Por ciudades, Bilbao es la ciudad que más gastó en 2018 en bienestar comunitario, 244,95 euros por habitante, levemente por encima de la media nacional. En el lado contrario se sitúa Valladolid, con el menor gasto en bienestar comunitario (recogida, gestión y tratamiento de residuos, limpieza viaria y alumbrado público), según los datos facilitados al Ministerio de Hacienda, con solo 100 euros por habitante.

Oviedo y Badalona lideran la inversión en educación, con 82,28 euros/habitante y 79,97 euros/habitante en 2018, mientras que en el lado opuesto se sitúan Elche, con 23,92 euros/habitante; La Coruña, con 30,29 euros/habitante y, de nuevo Valladolid, con 32,90 euros/habitante.

La capital de Vizcaya es también la ciudad española que más invierte en seguridad y orden público (139,62 euros en 2018, cifra récord a nivel municipal desde 2010). A la cola se sitúa Zaragoza, el municipio de los analizados que menos gasta en este apartado.

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